Nostalgia, cameos, humor ligero y absurdo… no necesitaba más para pasar un rato entretenido sin pretensiones con Bill and Ted Face the Music. Una secuela que hay que ver sólo porque es imposible que se haya decidido hacerla 30 años después. Eso sí, sólo para fans de Keanu o los amantes del humor sencillo sin complejos.