Kenneth Branagh es impredecible como director, y en Muerte en el Nilo tenemos a la peor versión posible. Es una película excesivamente larga para la poca historia que cuenta, con actuaciones pésimas y una producción horrible. Los efectos especiales son los peores que he visto en años para una producción de este tipo. Decorados pobrísimos en los que se notaba el borde del croma y todo. No sé si todo esto es producto de las prisas, del presupuesto o de la desidia de los implicados. El caso es que no sólo me aburrió sino que acabé enfadado con el resultado.