Hola, soy
Zeairi
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Zeairi
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Zeairi
Tras más de 20 años de experiencia en todos los procesos de creación de contenido digital, el perfil que más se aproxima a mi trayectoria profesional es el de Digital Product Designer. He desarrollado (en solitario como freelance, colaborando con otros profesionales o dirigiendo equipos) todo tipo de productos digitales: webs, apps, vídeos, animaciones, e-learning, juegos…
Tengo obsesión con la estructura de la información: organizar lo que ofreces y cómo los usuarios encuentran lo que necesitan es la clave del éxito. Aunque las mejores experiencias de usuario son producto del cariño que pones en lo que haces.
Mis herramientas esenciales: lápiz y papel.
Soy principalmente diseñador, aunque gracias a las necesidades de diferentes proyectos he podido tener amplia experiencia en todas las fases del desarrollo final de un producto.
Gracias a esta versatilidad he podido organizar y dirigir equipos completos de producción de grandes proyectos de primeras marcas internacionales.
Finalizar el producto es sólo el principio. Queda mucho trabajo aún: redes sociales, campañas de publicidad, análisis de estadísticas, gamificación…
Una experiencia de usuario satisfactoria, un diseño atractivo y un desarrollo efectivo nos conducen al objetivo principal: vender.
No todo lo que hago es digital. Estoy aprendiendo acrear objetos con diferentes materiales. Me encanta experimentar sobre todo con madera. Aunque también utilizo la impresora 3D, la cerámica, el cemento, el cuero…
Texto en desarrollo
Texto en desarrollo
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En plena pandemia por el coronavirus me propusieron el rediseño de una importante web internacional dedicada al turismo con importante presencia en tiendas físicas en España y Europa. Un reto interesante: ayudar a mejorar las ventas con un público que deseaba volver a viajar pero no terminaba de convencerle estar expuesto a la pandemia.
El logotipo ha sido modificado por contrato de confidencialidad. El resto de contenido autorizado es real.
No actúo de la misma forma ante un diseño desde cero que un rediseño. Con el rediseño podemos acceder a la experiencia acumulada del cliente. Qué funcionó, qué falló, qué le interesaba más a sus usuarios, qué les costaba más encontrar… Pero, a veces, te encuentras con la sorpresa de que el cliente no ha recopilado ningún tipo de datos.
Como no estoy desvelando la identidad del cliente, puedo decir que no entendían muy bien cómo funcionaba el análisis de datos de usuarios de la web. No hacían informes cuantitativos ni cualitativos de sus visitas. Incluso invertían en publicidad online grandes cantidades de dinero, pero no estaban seguros de qué recibían a cambio.
Así que el primer paso debía consistir en explicar por qué necesitábamos reunir toda la información posible sobre los usuarios de la web, y las maneras de conseguirlo. En qué consistía realmente diseñar una web, que verla como un simple catálogo de precios era el origen de sus problemas. Tras un par de jornadas de explicar todo lo que íbamos a hacer, el CEO pareció entusiasmado con que por fin las cosas se harían bien y nos pusimos manos a la obra.
Como siempre, los tiempos eran muy ajustados y al cliente se le echaba ya encima el inicio de la siguiente campaña, así que propuse utilizar una combinación de Google Analitycs, Hotjar y encuestas online/offline. Pocos días para poder recopilar toda la información posible, pero algo mejor que nada.
En la primera semana ya teníamos en funcionamiento:
– Estadísticas de Analytics bien diseñadas para recibir informes útiles.
– Mapas de calor y seguimiento de trayectorias de los usuarios.
– Herramientas de feedback online de usuarios, encuestas propias para voluntarios accediendo a la web y al personal preguntando a los usuarios que iban la agencia.
¿Qué descubrimos tras varios días analizando datos, encuestas, heatmaps y trackings?
– El buscador funcionaba bien y rápido. Todo el que buscaba algo directamente tenía su respuesta correctamente. El programador hizo bien su trabajo, una preocupación menos.
– Si no usabas el buscador, la estructura de la información era un caos para el usuario. Nunca estaban seguro de dónde se encontraban y hacia dónde iban si pulsaban un enlace. No había interés por ojear la web para ver qué ofrecían.
– Había demasiada información en pantalla. Las imágenes eran pequeñas, apenas se veían y además estaban llenas de texto (claims, fechas, descuentos, «compra ya», etc). Era un poco abrumador, no sabían por dónde empezar.
– La información sobre el viaje era escasa. Se nombraban destinos y recorridos sin explicación, hoteles sin más comentario que si daban o no desayuno…
Al margen del funcionamiento de la web preguntamos sobre sus motivaciones, sus ganas de viajar. Y sí que había un gran interés en volver a viajar. Querían olvidarse del confinamiento de la pandemia, querían volver a respirar. Entonces, si no faltaba motivación… ¿qué fallaba en la web del cliente?
Según mi análisis, la web era exactamente igual que cualquier otro buscador de vuelos y hotel. Y para eso, hay otras webs que son mucho más famosas por sus buscadores. ¿Para qué necesita esta agencia de viajes?
Por supuesto, el buscador era esencial. De hecho, hasta ahora era el origen de todas sus ventas. Pero si quería vender más, debía ofrecer algo más. La web, tal y como estaba, no tenía ningún interés ni incitaba a comprar. Le faltaba ese «algo» que hiciera recurrir a ella en vez de ir a los típicos buscadores más conocidos.
Con los datos como referencia, ahora había que encontrar la idea que queríamos transmitir a nuestro público. No basta con decir «semana santa se acerca, reserva ya tus vacaciones». Tengo que saber explicarte por qué es mejor que lo reserves con nuestra web.
Tras las encuestas que hicimos más investigación en foros/webs de viajes y observación de la competencia, llegamos a la conclusión de que ya no seducía «viajar barato» o «cantidad de sitios donde elegir». La necesidad del turista había cambiado…
El storytelling debía girar en torno a la idea de volver a sentirse libres. La pandemia termina, el encierro termina, vuelve a sentir el exterior. Respira.
Con esta idea en mente les propuse, además, olvidarnos de abrumar al usuario con infinidad de opciones donde elegir. Incluso la estructura y la cantidad de información que se ofrece habla de lo que queremos transmitir. En este caso, mi propuesta consistía en inspirar al usuario a elegir su viaje.
La solución la encontré mientras desarrollaba la ficha de los posibles usuarios. Había desarrollado 8 personalidades diferentes de viajeros y pensé que este sería el modo ideal de ofrecer al usuario el viaje que está buscando. Y, además, me ofrecía ventajas para la publicidad en redes sociales. Podía segmentar aún mejor el tipo de usuario al que iba dirigida la publicidad… y su landing page parecería personalizada. Ya tenía el camino a seguir.
Los tipos de viajero serían: aventurero, cultural, fotógrafo, foodie, sibarita, sin tiempo, comprador y relajado.
Con esta nueva clasificación, me puse manos a la obra para crear la estructura de la información y hacer un primer prototipado de cómo debía aparecer esta información. Siempre empiezo todo en papel… hacer todo este proceso a mano tiene algo que me hace pensar mejor.
Estéticamente opté por fotografías y vídeos grandes, la imagen era la protagonista, la que nos debe hacer sentir la necesidad de estar ahí. Procurando mostrar siempre paisajes de espacios abiertos, a ser posible que parezcan poco concurridos o aislados. Hasta para las fotografías urbanas se utilizaron fotos de espacios amplios, luminosos. Incluso si queríamos vender la idea de perderte en una cabaña en un bosque cerrado, la imagen debía mostrar espacios abiertos…
Lo primero que debía ver el usuario debía ser una foto un vídeo impactante. Un lugar que le haga sorprenderse y soñar con estar en ese entorno. Se usaron también efectos llamativos que profundizaran en la idea que queríamos transmitir. Por ejemplo esta imagen de inicio incluían gotas de agua para sumergirnos en la frescura del ambiente…
Estaba todo tan simplificado y era tan sencillo utilizar, que la versión móvil era exactamente igual que la versión web de escritorio, pero adaptada a las pantallas de los diferentes disposiivos. No resentía en ninguno de los aspectos de su versión mayor.
No sólo las fotografías y vídeos eran importantes. Redacté la mayoría de los textos para que la persona encargada más adelante supiera el estilo que debía seguir. También ayudé en la creación del plan de marketing y las plantillas de todos los elementos de comunicación: banners, publicidad en RRSS, emailing… La plantilla recibió formación en RRSS, sobre cómo afrontar las crisis reputacionales, cómo responder a clientes, qué tipo de eventos se podrían realizar para atraer más usuarios y sus implicaciones legales, etc etc
Como el cliente hizo una inversión mayor de lo habitual en publicidad, no podemos tomar el aumento de visitas como algo significativo producto de mi trabajo. Lo que sí aumentó fue el número de visitantes recurrentes (> 23%), el tiempo de permanencia en la web (+ de un 1 minuto de media, incluso habiendo simplificado la información), las veces que se compartía la página por redes sociales y whatsapp (pasó de unos 2-3 a la semana a más de 10 cada día)… y todo ello se tradujo, por supuesto, en un aumento de ventas finales… superior al de antes de la pandemia.
Un trabajo del que me siento bastante satisfecho.